Para poder expresar gráficamente nuestras intenciones debemos partir de un documento que refleje cómo está en la actualidad nuestro espacio a transformar y en qué queremos que se convierta.
Dependiendo del volumen de la intervención, serán necesarios más o menos planos que expresen de una manera clara el resultado final a conseguir.
No se debe confundir esta primera “toma de contacto” con la elaboración de un proyecto de obra (mucho más elaborado y que en ocasiones requiere del visado por un colegio profesional) Es suficiente que este primer documento refleje nuestras intenciones que queremos transmitir a otros.
En el plano de estado actual se reflejan en planta las dimensiones y características funcionales de nuestro espacio tal y como lo vemos. Es importante analizar y que se reflejen en el mismo elementos referidos a estructuras (vigas, pilares muros de carga), instalaciones (bajantes de saneamiento, acometidas de instalaciones…) u otros elementos que condiciones las dimensiones de nuestro espacio (medianerías, límite del solar, niveles de alturas…)
Empieza dibujando un croquis (no hace falta que esté a escala) estancia por estancia y tomando medidas de todos los elementos que configuran tu espacio, anotándolos e identificándolos para poder dibujarlos luego a verdadera dimensión (a escala). Puedes utilizar medios tradicionales de dibujo como reglas y lápices o algún programa de diseño informático (o busca a alguien que lo haga por ti).
Con el plano de estado modificado utiliza el mismo método pero intentando reflejar de la manera más clara posible las dimensiones que quieres conseguir en tu nuevo espacio y sus intenciones. Dibuja algún mueble con medidas que te de “proporción” y seas consciente de su dimensión espacial. Así mismo si tienes varias opciones que aún no tienes claras dibuja alternativas o deja que un profesional te aconseje sobre las posibilidades de tu espacio.
Un ejemplo de este primer documento debería quedarte parecido a esta imagen:
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